Tan pronto como a tu bebé le aparezca el primer diente, debes preocuparte por la caries dental infantil. Si no se adoptan las medidas adecuadas, esta afección puede asechar la boca de tu pequeño incluso durante el primer año de vida.
La primera dentición, también conocida como dentición decidua o de leche, empieza a brotar entre los 6 y los 24 meses de edad y, aproximadamente a los 6 años, las primeras piezas empiezan a caer para dar paso a los dientes permanentes. Para profundizar en el desarrollo de los dientes de tu bebé puedes visitar nuestro antiguo blog. Si algún diente de leche cae antes de tiempo por culpa de la caries dental, puede ser que los demás dientes se muevan y el correcto desarrollo de la dentición definitiva se vea dificultada e incluso se propicie, en un futuro, la generación de problemas bucodentales más complicados de solventar.
Un cuadro extenso de caries o la pérdida de piezas dentales temporales, puede conllevar efectos secundarios como malformaciones faciales, malposición dental e incluso defectos a nivel del desarrollo, aspecto y viabilidad de los dientes permanentes.
Para que esto no le ocurra a la pequeña boca de tu bebé, en este blog te contamos cómo evitar que tu bebé tenga caries durante la infancia.
Síntomas y señales
Las primeras señales que indican la presencia de caries dental en bebés suelen ser unas manchas blancas que aparecen a lo largo de la línea de las encías normalmente en los dientes de leche frontales superiores. No obstante, este indicio es muy difícil de observar y solo el dentista o pediatra, con un equipo adecuado, puede discernir qué afectación padece el pequeño.
Los síntomas que sí puedes detectar en casa y que puede presentar tu hijo son: dolor, inflamación y supuración en la boca, malestar general, irritabilidad, falta de apetito, disminución del desarrollo físico y disminución del rendimiento escolar o nulas ganas de ir a la escuela.
Detección y tratamiento
Con el objetivo de detectar y prevenir cualquier problema bucal, es muy importante llevarlo al dentista dos veces al año a partir de los 12 meses de edad para que, si fuera el caso, poder tratar de forma temprana la caries infantil y evitar que la situación empeore.
Si se observa a tiempo, el tratamiento de la lesión inicial es muy sencillo, ya que en ese momento no existirá rotura del esmalte dental. Así pues, el tratamiento se basará en realizar una remineralización de la zona afectada con flúor de alta concentración.
Por el contrario, si nos encontramos en una situación más avanzada en el que el esmalte se ha roto y la caries ha llegado a la dentina, se necesitará empastar el diente, pudiendo requerir el empleo de anestesia local y, si no se ha acudido al dentista cuando tocaba, la afectación puede llegar hasta la pulpa o nervio del diente complicando mucho más el tratamiento. En algunos casos es necesaria la extracción del diente de leche ocasionando graves consecuencias en la salud oral y desarrollo del niño.
Así pues, frente a alguno de los síntomas anteriormente nombrados, como la pérdida de apetito o el dolor intenso en la cavidad bucal, es recomendable ir al médico y, si se trata de un problema bucodental, os recomendará visitar algunas de las clínicas dentales que tratan caries en bebés. Puedes evitar que a tu pequeño le tengan que hacer su primer empaste dental e incluso extraer el diente o padecer un absceso dental.
Causas de la caries dental en bebés:
La caries dental, como definición, es una disbiosis oral causada por una serie de bacterias presentes en la boca que metabolizan los azúcares de la dieta. De este metabolismo se generan unos ácidos que hacen que el pH de la boca sufra variaciones, reduciéndose, y el esmalte acabe desmineralizándose, dando paso a la caries dental. Es muy común que los padres o familiares transmitan estas bacterias a los bebés a través de la saliva cuando comparten cucharas y tazas o limpian sus chupetes con la boca.
Por otra parte, la caries dental aparece como consecuencia de la exposición frecuente de los dientes del pequeño a líquidos ricos en azúcares u otros alimentos que quedan en la boca después de comer, desde leche hasta zumos de frutas o parecidos. En estos casos es muy importante mantener una correcta higiene oral y controlar su dieta.
También debemos recordar que nunca se debe impregnar el chupete de un bebé de sustancias cariogénicas como miel, azúcares y almidones. Además, después de tomar un biberón nocturno, no hay que olvidar la posterior limpieza dental del bebé antes de que se duerma.
Consejos para que tu bebé no padezca caries:
Antes de la primera dentición, mantén la boca de tu bebé limpia frotando suavemente sus encías con una gasa para reducir y eliminar las bacterias que puedan encontrarse en su boca.
De los 12 meses a los 36 meses, cuando ya le hayan salido los primeros dientes, cepilla sus dientes dos veces al día durante dos minutos después de desayunar y antes de acostarse por la noche. Cepilla con delicadeza con un cepillo de dientes de intensidad suave diseñado para niños pequeños. Hasta que no adquiera la suficiente destreza para hacerlo él mismo, deberás ocuparte de su higiene y, después, enseñarle la técnica del cepillado y a usar el hilo dental y enjuague bucal. Una correcta higiene bucal es imprescindible para que tanto la dentición temporal como la dentición permanente no padezcan ninguna infección bacteriana ni enfermedades bucodentales.
Acostúmbrate a dar un vaso de agua a tu hijo antes de la siesta o de dormir y después de amamantarlo o darle el biberón. De este modo, el flujo de la saliva disminuirá mientras duerme y se impedirá que el azúcar se adhiera a los dientes.
Nunca acuestes a tu hijo con un biberón en la boca y a partir de los 12 meses enséñale a beber en una taza normal lo antes posibles.
Evita o reduce todo lo que puedas los alimentos dulces. Enseña a tu hijo a comer saludable desde bien pequeño, los alimentos ricos en calcio favorecerán su salud bucal.
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